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Caricias

El contacto físico es esencial para reforzar los vínculos entre padres e hijos, incluso cuando pueda parecer que lo rechazan. Cada niño expresa sus emociones de una manera, pero todos aprecian las caricias y las muestras de cariño. Muchas veces damos por hecho que los demás deben saber lo que sentimos por ellos. Pero para los niños es aún más complicado, ya que no saben detectarlo si no es a través de muestras afectivas.

• La relación entre padres e hijos se refuerza:
  A través de las caricias mostramos afecto a nuestros hijos, los niños se sienten reconfortados con un abrazo o una caricia. Del mismo modo que pueden adivinar que estamos enfadados con ellos por nuestros gestos. Las muestras de afecto son esenciales para reforzar los vínculos familiares y afectivos.
• Los niños aprenden a mostrar afecto:
  Para que los niños aprendan a ser cariñosos con otras personas, deben recibir afecto desde muy pequeños. Es importante que aprendan a comunicarse a través de muestras afectivas. De esta manera crecerán como personas más sociables y con mayores capacidades para relacionarse con otras personas.
• Potenciar la autoestima del niño:
  Los gestos afectivos ayudan a los niños a sentirse valorados y queridos. Cuando reciben una caricia están recibiendo un importante aporte de confianza y autoestima. Además, a través de las caricias y el afecto físico, se reducen los sentimientos de soledad, incomprensión y dolor emocional.
• Ayuda a mejorar el sueño de los niños:
  Abrazar a los niños antes de dormir, besarlos y acariciarlos, les ayuda a dormir mejor. Las señales afectivas que se reciben antes de dormir, ayudan a reducir la tensión y el estrés acumulado a lo largo del día. Con la relajación conseguiremos reducir los dolores de cabeza, calmaremos las pulsaciones y conseguiremos que los niños logren un sueño profundo y relajado.
• El nerviosismo se reduce:
  Cuando los niños son acariciados, se calman y se relajan con mucha más facilidad. Recibir una muestra de afecto es efectivo a cualquier edad, de hecho se ha demostrado que los bebés que crecen recibiendo caricias frecuentes, se desarrollan a mejor ritmo, que los bebés que no reciben esas muestras de afecto con tanta frecuencia.
• Mayor capacidad de expresión:
  Los niños aprenden por imitación, si un niño crece recibiendo contacto físico regular de su entorno, crecerá siendo una persona afectuosa y capaz de mostrar sus emociones a otras personas. Por lo tanto, ayudará a sus hijos a comunicarse mejor, convirtiéndose en futuros adultos sociables, carismáticos y con capacidad para relacionarse con otras personas.

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